Estados Unidos tiene un sistema de asilo que fue creado para determinar quién necesita protección, evaluar casos y rechazar aquellas solicitudes que no cumplen con lo que contempla la ley -pero el gobierno de Donald Trump ha ido desmantelando este sistema. En lugar de incrementar los recursos para proteger a las personas y procesar las solicitudes de asilo de un modo humanitario y eficiente, ha trabajado para que los casos de asilo no lleguen a las Cortes estadounidenses, lo que resulta en que las personas que necesitan protección no la reciban. Por medio del Protocolo “Quédate en México” (también conocido como Migration Protection Protocols –MPP y Remain in Mexico), la instalación de simulaciones de Cortes en grandes tiendas de campaña; la práctica conocida como “metering” que crea ilegalmente listas de espera para acceder al territorio estadounidense para solicitar asilo; los acuerdos para retornar a personas a terceros países inseguros en Centro América; y al negar el asilo a todas las personas que al huir de sus países transitaron otro país, el gobierno estadounidense ha bloqueado el acceso al asilo y ha dado la espalda a personas, familias, niñas y niños que buscan protección en sus fronteras, poniéndolos en riesgos que atentan contra su vida.