Esta práctica de las autoridades, de detener vehículos en la carretera para pedir documentos de identidad, se ha vuelto común en México. La solemos justificar por el clima de violencia e inseguridad que impera en el país, sin reflexionar sobre quiénes son esas autoridades y si tienen facultades para detener automóviles y/o autobuses y solicitar documentos de identificación a los pasajeros.
El 3 de septiembre de 2015, cerca de la ciudad de Querétaro, unos agentes del Instituto Nacional de Migración (inm) interceptaron un autobús. Subieron al vehículo, solicitaron a los cerca de cuarenta pasajeros su identificación e hicieron bajar a diez. Entre ellos, se encontraban Pablo, Amy, Alberto y Esther, integrantes de una familia chiapaneca que viajaban hacia Guaymas para emplearse como recolectores en un campo agrícola.