Es innegable que existe una relación entre el cambio climático y los desplazamientos humanos. Por décadas se ha advertido que las temperaturas incrementarán, que cada año lloverá menos y que los huracanes y tormentas serán más frecuentes y extremos. Estos efectos climáticos afectan de manera negativa los territorios, pero también los modos de vida de las personas.
La emergencia climática –término utilizado para referirse a la magnitud de los efectos del cambio climático– ha provocado que cientos de personas se desplacen dentro de los países que sufren sus más agudas consecuencias, pero también a través de las fronteras; sin embargo, no existen datos oficiales de quiénes ni de cuántas son estas personas. Y este es uno de los principales retos al abordar el desplazamiento climático, pues una problemática que no se contabiliza es sumamente difícil de entender y atender.
El informe titulado “Desplazamiento por razones climáticas, una aproximación desde los derechos de las mujeres” representa un primer esfuerzo institucional por parte del Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (IMUMI) para abordar los desplazamientos por motivos climáticos y entender cómo las mujeres los viven de manera diferenciada y, por tanto, los desplazamientos que traen consigo. El informe centra su atención en el Corredor Seco de Centroamérica, una región caracterizada por expulsar grandes flujos migratorios, y catalogada como una de las zonas con mayor vulnerabilidad climática en el planeta.