Desde hace más de dos décadas la crisis sociopolítica en Venezuela ha empujado a su población a salir del país y buscar mejores condiciones de vida en otros lugares, principalmente en Estados Unidos. A la par, las políticas migratorias de la región se han endurecido. Cada vez más los Estados toman medidas para cerrar sus fronteras y obstaculizar el desplazamiento de las personas. En enero de 2022, México impuso visa a la población venezolana, quienes tradicionalmente hacían trayectos en avión, obligándoles a transitar vía terrestre a través de 7 países en busca de protección internacional. Ana es un reflejo de cómo de la noche a la mañana sus posibilidades de un viaje con menos riesgos cambiaron, solo para que después le permitieran la entrada.
A mediados de 2021, Ana, mujer venezolana, había perdido su trabajo en una tienda de ropa en un centro comercial de Maracaibo, Venezuela. Con la pandemia, las ventas habían bajado y el nivel de violencia había subido en la zona, a tal grado que tenían que cerrar la tienda. En casa, su madre seguía trabajando, pero su padre padece de diabetes y sin medicamento constante, se había puesto grave. La vida de Ana en Venezuela ya era insostenible, como la de los 7 millones de personas que antes de ella habían salido de su país.